A Harry Potter que me acompano toda mi infancia

Se que muchos dirán "sos una Forever Alone" o que soy friky y todas esas boludeces. No soy friky, no me gusta el animé y nunca fui disfrazada a algún estreno de Harry Potter.

En 1999, se publicó el primer libro de Harry Potter en español. Por ese entonces yo tenía 5 años, y nunca había leído un libro tan largo. Para el cumpleaños de mi hermano le regalaron el primer libro de la saga. Yo traté de leerlo pero no lo entendía bien.

En el 2001, se estrenó la primera película; Harry Potter y la piedra filosofal. Tenía 7 años y fui a verla con mi hermano y con una amiga. Recuerdo que me asusté mucho con el perro de tres cabezas y tuve que taparme los ojos, pero la película me encantó, sobre todo la historia. Así que leí el primer libro. Fue la primera vez que leí un libro tan grande completo. Gracias a Harry Potter, desarrollé un gusto por la lectura.

Luego, leí el segundo libro, que se publicó en español en octubre de 1999, el tercero, en abril del 2000 y el cuarto en marzo del 2001. Pasé esos años jugando a que yo era Hermione y mis hermanos Harry y Ron. Soñaba en que algún día me llegaría la carta para ir a Howgarts.

En el 2002, se estrenó Harry Potter y la Cámara secreta. Nuevamente, fui a verla acompañada de mis hermanos y mis padres, que también habían leído los libros y les gustó la historia. Las historias de Harry Potter nos unieron como familia, ya que a todos nos gustaban.

En febrero del 2004, se publicó el quinto libro de Harry Potter, el más largo de la serie, con 800 páginas. Fue el que más me costó leer (con sólo 10 años, leer un libro de 800 páginas se me complicó).

Harry Potter y el prisionero de Azkaban, se estrenó en junio del 2004. Se cambió el director, y creo que en la película se notó. Fuimos a ver esa película para mi cumpleaños. Con 11 años, esperaba recibir mi carta, y bueno, obviamente nunca llegó, por lo que me llevé una pequeña decepción. Sin embargo, aún tenía los libros y las películas para sumergirme en ese mundo de magia y aventuras.

Leer se convirtió en un hábito para mí. Comencé a comprar otros libros, como Narnia, y los leía en dos días. Mientras esperaba el otro libro, repasaba una y otra vez los anteriores, hasta casi aprendérmelos de memoria.

En noviembre del 2005, se estrenó Harry Potter y el Cáliz de Fuego. Una de las películas más esperadas para mí. No sólo porque Voldemort regresaba, sino porque quería ver todas las criaturas a las que Harry se enfrentaba en el laberinto y en el lago. Me desilusioné cuando me di cuenta que no aparecían en la película.

El sexto libro se estrenó en febrero del 2006. Uno de los libros más emocionantes para mí. Cuando uno de mis personajes favoritos (Dumbledore) se murió, lloré un montón. Odié con todo mi ser a Snape. Nunca me había pasado de llorar por un libro, y me sorprendí mucho.

El 11 de julio del 2007 se estrenó Harry Potter y la Orden del Fénix. Con 13 años, fui a verla junto con mi familia (que se convirtió en un hábito ir todos juntos a ver las películas). Nunca me gustó Cho Chang, no se si porque no me gustaba el personaje, o porque me robaba a mi amor platónico. Sin embargo, amé a Luna Lovegood y la forma en que actuaba.

El último libro de la saga, se publicó en febrero del 2008. Fuimos a esperarlo a una librería donde habría un mago haciendo algunos trucos. Lo compramos y estábamos todos tan emocionados. Pero por regla general, el primero en leerlo siempre fue mi hermano mayor, que seguía la saga mucho más que el resto de nosotros.
Recuerdo que cuando lo terminé de leer, abracé el libro y lloré un rato largo. Sentí un vacío enorme, los libros que me habían acompañado la mayor parte de mi infancia, habían terminado. Pero aún tenía las películas, la magia no terminaba.

Así, en julio del 2009 se estrenó Harry Potter y el príncipe mestizo. No hace falta aclarar, que volví a llorar cuando Dumbledore murió de nuevo, esta vez en la pantalla grande. Pero no me enojé tanto con Snape, yo ya sabía que era lo que pasaba.

Durante el año siguiente, volví a repasar los libros, leí series nuevas, y empecé a escribir cuentos. Sin embargo, nunca dejé de soñar con Harry Potter, y antes de irme a dormir, imaginaba que vivía las historias como una protagonista más, y dejaba que la magia y las aventuras me acunaran para dormir.

La primera parte de Harry Potter y las Reliquias de la Muerte se estrenó en noviembre del 2010. Una película perfecta para mí. Abarcaba casi todo lo del libro, y los escenarios eran como los había imaginado. Lloré mucho con la muerte de Dobby, el elfo, y cuando ví la última escena de Voldemort, rogué que la otra película no se haga esperar.

El jueves pasado se estrenó la última película de la saga. El viernes fui a verla. Estaba triste porque se terminaba, pero al mismo tiempo sabía que era mejor así. Prefería eso, antes de que se sigan aprovechando de la historia y sacaran películas relacionadas. Entré a la sala del cine y empezó la película.

No les voy a contar el final ni nada, se que muchos aún no la han visto. Lo que puedo decir es que lloré mucho más de lo que había llorado alguna vez. Mis lágrimas no paraban de brotar, mientras se revelaba la verdadera historia de Snape, mientras pasaban flashes con partes de las primeras películas.
Y cuando apareció el THE END, supe que aquella historia, esa historia de magia y aventuras, que acompañó mi infancia por más de 10 años, enseñándome cosas sobre el valor y la amistad, había terminado de verdad, no pude hacer otra cosa que llorar más. Mi último retazo de infancia terminó con ella y me dejó un vacío, que espero poder llenar con nuevas y maravillosas historias, aunque nunca van a llegar a ser como fue para mi Harry Potter.



Muchas Gracias por leer.

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